LOCUCION: OCHO MANERAS DE COMBATIR LAS MULETILLAS
¿Has escuchado conferencistas, oradores
y figuras públicas de todo tipo que repiten una y otra vez una frase hasta el
cansancio? Eso es una muletilla: algo que dicen en
forma recurrente, que cualquier persona utiliza para llenar su discurso, de
manera inconsciente.
Como es una palabra o un sonido que no
aplica sentido propiamente dicho a la esencia de lo que se busca transmitir,
queda descolgada. Y al ser repetida una y otra vez durante la alocución,
aburre, cansa y transmite varias sensaciones desafortunadas: falta
de preparación, insolvencia en el tema, poco léxico, bajo profesionalismo,
inseguridad y miedo a hablar en público.
Obsérvate
en el lenguaje cotidiano, ya que también las utilizas todo el tiempo: puedes
empezar a corregirte desde allí.
Como es un efecto vocal producido en la mente de la persona, se emplean
inconscientemente en el habla común, y, cuando están frente al público de
cualquier tipo, también las utilizan ya que forman parte de su vocabulario
coloquial.
Las muletillas son un fenómeno que se extiende a todos los idiomas, y es
más contundente en personas con poca lectura, un léxico sumamente limitado, o
muy nerviosos al exponerse.
La excepción son personas que han padecido alguna lesión cerebral que ha CONafectado
el habla o el razonamiento, en las que, por fuerza de su enfermedad, pueden
aplicarlas involuntariamente, sin percatarse de su recurrencia.
Algunas de las más frecuentes son “este…”,
“pero…”, “eh…”, “a ver…”, “¿se entiende?”, “¿hace sentido?”, “mmm…”,
“asimismo…”, “¿no?”, “sí?”, “OK”, “Pero…”, “Pues nada, eso…”, “¿Sabes qué?”,
“Verdaderamente”, “En verdad”, “Así es”, "Tal cual". ¿Te reconoces en
alguna?
También hay muchas personas que, cortos de léxico, usan muletillas para
darse aire de importancia, agregando términos como si fuesen a impactar de
mejor manera. Nada más errado: un discurso lleno de muletillas, como los que
observamos en ciertas personas públicas, da cuenta de una pésima preparación, y
desluce completamente su comunicación.
§ Unos
datos sobre el léxico
Unos datos de contexto para comprender el valor del buen uso de la
terminología: el idioma español tiene aproximadamente 283.000 palabras. En el
habla coloquial -la que utilizas en la calle, con tus amigos y con la familia-,
las personas con educación superior aplican unas 500 palabras en promedio -sin
contar los que serían términos técnicos o profesionales-; los que han accedido
a la escuela de nivel medio, unas 350; las que sólo han completado el ciclo
inicial (primaria), unas 200; y las personas sin instrucción de ningún tipo, se
mueven en alrededor de 120 palabras.
La influencia de las redes sociales con sus abreviaturas, emoticones y
jergas de tribus urbanas, hacen que a veces las mismas deterioren aún más el
lenguaje de las personas. Si bien estos datos son estimativos para
Iberoamérica, depende de cada persona el hecho de nutrirse permanentemente,
para expandir su nivel de léxico, más aún si afrontas situaciones de
conferencias, discursos, clases con alumnos o cualquier otro trabajo que
implique el uso de tu oratoria como una de las herramientas.
§ Eliminando
las muletillas
El propósito de eliminar las muletillas es enriquecer la calidad de tu
presentación. Cuanto más preciso sea el lenguaje, tendrás mayores oportunidades
de lucimiento.
Aquí van 8 trucos prácticos para eliminar tus muletillas. Como en todo
proceso, se requiere que lo practiques lo suficiente, ya que, al ser un hábito
inconsciente, deberás en primer término hacerlo consciente. Y luego,
corregirlo.
Truco
Número 1: Frena y haz una pausa. La mayoría de las personas piensan que
ser verborrágicas y hablar sin parar es garantía de ritmo. Puede que sea
garantía de velocidad, que no es lo mismo. Cuando vayas a decir tus muletillas,
toma uno o dos segundos. Detén por completo tu oratoria, toma consciencia de tu
dificultad, y continúa expresando la idea que sigue. Los silencios en oratoria
son tan valiosos como en la música.
Truco
2: Utiliza frases puente. Hay miles de frases adecuadas que puedes
incorporar a tu oratoria, para establecer puentes según el sentido de lo que
expresas. A diferencia de las muletillas, éstas sirven para acentuar tus ideas.
Algunos ejemplos son: Además, De igual forma, Me interesa
resaltar que…, Quisiera enfatizar, Una idea central de este aspecto es, Para
movernos y avanzar, Tal como hemos visto, Sin embargo, Avanzando en esta
conferencia, y cualquier otra construcción gramatical que permita transmitir contenido
sin estar vacía o hueca.
Truco
3: Repite la última palabra del párrafo anterior. Este es un recurso
sencillo de implementar. Enfatizas la última o últimas palabras que has dicho;
luego, haces una pausa de uno o dos segundos; y retomas, repitiendo con otra
entonación lo mismo que expresaste. Te ahorrarás tus muletillas de siempre.
Ejemplo: supongamos que finalizas diciendo “… y de esta forma concluiremos esta
parte del proyecto.” (Pausa) Retomarías, por ejemplo, con: “Esta parte
del proyecto requiere que ahora pasemos a analizar juntos…” Y de esa
forma, estableces una comunicación entre lo anterior y lo presente, sin
necesidad de tus molestas muletillas.
Truco
4: Enfoca tu idea antes de seguir hablando. Otro error frecuente
es que la muletilla aparece cuando tienes la sensación de que te quedas “en
blanco”. Ese instante de milésimas de segundo parece que define todo en tu
cerebro y que ya no podrás continuar. Tranquilo: haz una pausa muy breve y
concentra tu cerebro y tu actitud corporal para enfocar la siguiente idea. Una
vez que la tienes -por ejemplo, con la ayuda de la imagen en pantalla que
sigue, o una tarjeta con la estructura principal de tu discurso-, sigues
adelante. Cuando sales de una pequeña pausa sería conveniente que tu tono de
voz sea un poco más arriba que tu último final de frase, para marcar la
diferencia. Es como un “punto y aparte” en la escritura.
Truco
5: No temas si no te sale la palabra precisa: dilo claramente. Si estás hablando y,
de pronto, olvidas una palabra exacta que redondea tu idea, díselo al público:
serás bien recibido y te ayudarán a traerla a tu memoria. Estos pequeños gestos
de humildad del orador crean una gran empatía con el auditorio, sin abusar.
Truco
6: Si te equivocas, sigue. El orador inexperto suele meter las
muletillas cuando se equivoca, y, para salir del paso, siempre quiere decir
algo. Lo mejor que puedes hacer es silencio; o bien, asumir que te equivocaste,
y sigues adelante. No pasa nada e, incluso, humaniza tu presentación, si lo
haces en forma moderada y no continuamente -en ese caso, las personas dejarán
de confiar en ti-.
Truco
7: Aprovecha y recibe feedback del público. El espacio entre una
idea y otra, cuando no logras “coserla” o “enhebrarla” (tal como se le dice
profesionalmente), puede ser el momento ideal para evitar tu muletilla lanzando
una pregunta retórica (esas que se responden usualmente por sí o no), y, de
paso, calibras (otro término de la jerga de oradores) a tu audiencia. Antes de
seguir con la muletilla recurrente, cámbiala por “¿Cómo vamos hasta aquí?”,
“¿Avanzamos?, “Si les parece bien, al final tomaré preguntas”, y cualquier otra
frase por el estilo. De paso, sumas un feedback de la gente, y te nutres en tu
energía y discurso.
Truco
8: Lee y enriquece tu vocabulario. Como hemos visto más arriba, una de las
principales causas del abuso de muletillas proviene de un escaso vocabulario.
Entonces, disciplínate en la lectura de todo tipo de materiales, incluso
aquellos alejados de tu perfil profesional: te darán mayor cantidad de palabras
para incorporar a tu diccionario personal.
Daniel
Colombo
Motivador
y Master Coach Internacional especializado en CEO, alta gerencia y
profesionales; conferencista internacional; autor de 21 libros y comunicador
profesional