LA REBELION DE LOS SENTIDOS
(Cuento de Luis Tejada Rivera)
(1983- revisado-2013)
Llegue a la casita de campo, muy de madrugada .El campo me tendió su suave alfombra verde de grata bienvenida.
Mis pulmones de llenaban poco a poco de tierno aroma a tierra húmeda y hierba fresca, La brisa matutina encandilan mis bullicios de ciudad.
Clareaba el día, pero yo no estaba para admirar el esplendor de la hierba o el sol resbalando por los pétalos en flor .Venia en busca de un poco de tranquilidad, de paz, para mis sentimientos desquebrajados. Mis incertidumbres y pocas ganas de vivir, pesaban más que mis deseos de renovar mis ánimos.
Entre al interior de mi pequeña casita de campo, rustica, simple y vacía, como mis intimidades .Una cama de madera, dos sillas, un velador junto a un gran espejo, empotrado en la pared, eran las únicas piezas que cubrían tal desolada desnudez.
¡Era ridículo! Me sentía un extraño .Imprevistamente deje de pensar y como un autómata seguí mis pasos hacia el espejo .No comprendía lo que me pasaba .Estaba perdiendo las facultades sobre mis miembros. Paulatinamente, en mi mente solo giraban escenas entrecortadas, desvaríos tétricos del morir a pasos lentos.
Me senté frente al gran espejo .El rostro desencajado que me devolvía el vidrio, no era el mío .Una fría y seca indiferencia perlaba mis contornos .Unas manos sin control abrieron el cajón del velador .Un revolver (que guardaba por seguridad) apareció entre mis dedos .Lo estruje entre mis palmas; aquellas palmas que tampoco lo sentía mías.
Con fría precisión cargaron el arma .El rostro del espejo contemplaba la escena, con fría mirada, que despedían unos ojos, sin vida, desconocidos para mí.
Me percate de las intenciones .La mano se cerró en torno al arma. Levanto el pequeño cañón hacia la sien .Un frio sudor rubrico mis ansias .Mis cuerdas vocales enmudecieron .El duro cañón removió mis entrañas. Mis piernas dejaron de sentir.
El inefable rostro, perdido en su indiferencia, me contempla .No sé si ríe, se burla o me consuela, dándole lastima mi agonía.
Trato de incorporarme mis piernas siguen muertas .Los témpanos de hielo, en forma de ojos, hieren mi semblanza. Son ojos sin vida, pasivos, pareja de hielo, que observan con infinidad frialdad.
-¡Nooo por favor!!Nooo!-Gemí, suplique en lo más recóndito de mí. Exigía la vida .Pero el rostro seguía inmuto, mis miembros rebeldes, piedras sobre piedras no tranzaban.
De pronto las facciones del frio semblante cambio de expresión .De roca intensa paso a una tempestad íntima. Un aire de melancolía y depresión, invadió la piel.
-¡Yo no quiero esto!!No quiero hacerlo!!Nooo!-Explote, proteste, trate de revelarme de estrujar aquel rostro enjuto en el escaño de la vida! Hacerlo añicos!!Romper en mil pedazos esa mascara absurda!
Luche por moverme ,por sentir de nuevo mis miembros. Decirles:-¡No, no lo hagan! Esta no es la salida!!Huir del tiempo, hundirse en el espacio !Matar la mente serena!.!Luchemos juntos manos, pies, corazón y cerebro, por salir del atolladero !Suplique, rogué, nadie me hizo caso.
De pronto en las tinieblas de melancólicos sentimientos una gran batalla empezaba .Mis entrañas se arañaban tropezaban y caían pisoteadas entre sí .!Salir de los encajes!!Buscar la libertad! .El corazón late frenéticamente .La mente se defendía .Mis pensamientos bullían en busca de solución. Mis miembros se habían amotinado .Mis sentimientos rasgan mis venas .La fortaleza está siendo vencida. Mientras el frio cañón de la muerte paralizaba la razón.
El rostro del vidrio cambio de nuevo .La expresión que escupió era amarga .Un sabor acre invadió mi paladar .Ya no quise sentir más .Había perdido la batalla .Cerré mis deseos y me acomode entre mis sesos, confundido espere el final.
Afuera el campo verdeaba en fina garua .El dedo rebelde jalo el gatillo .Una ruda explosión sacudió mi alma. Mis tímpanos se paralizaron .Moría sujetado a un pensamiento: “cuan cruel e infame es la muerte, cuando llega sin ser invitada, a la fiesta de la vida” .Luego no sentí nada más.
De pronto tome conciencia de mi cuerpo! Sentía de nuevo mis miembros! .Sorprendido abrí los ojos .e incrédulo vi desangrarse en mil añicos el rostro del espejo.
Una sensación de paz cubrió mi cuerpo. Me incorpore .Otra vez volvía a sentirme a mí mismo, Salí de la habitación .Sonreí sintiendo mis impulsos y camine entre los rayos del sol .Una luz agradable invadía mi ser .El aire campestre, dibujo, conmigo ,una sonrisa al canto nuevo de la vida.
F I N
REFERENCIA DEL AUTOR: Luis Tejada Rivera.Filosofo y literato,escritor,docente de escritura
creativa y literatura latinoamericana.
Copyright©derechosreservadosluistejadarivera, 1983
Me trasladó y pude sentir lo que el personaje percibió en su momento. Buen escrito profesor, excelente diría yo.
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