Historia y evolución del
Teatro Universal
10. Referencia
El teatro es un género literario, ya
sea en prosa o en verso, normalmente dialogado, concebido para ser
representado; las artes escénicas cubren todo lo relativo a la escritura de la obra
teatral, la interpretación, la producción, los vestuarios y
escenarios. El término drama viene de la palabra griega que significa
"hacer", y por esa razón se asocia normalmente a la idea de acción. En términos
generales se entiende por drama una historia que narra los
acontecimientos vitales de una serie de personajes. Como el adjetivo dramático
indica, las ideas de conflicto, tensión, contraste
y emoción se asocian con drama.
El teatro se ha
utilizado como complemento de celebraciones religiosas, como medio para
divulgar ideas políticas o para
difundir propaganda a grandes
masas, como entretenimiento y también como arte.
Una representación
consta sólo de dos elementos esenciales: actores y público. La representación
puede ser mímica o utilizar el lenguaje verbal. Los
personajes no tienen por qué ser seres humanos; los títeres o el guiñol han
sido muy apreciados a lo largo de la historia, así como otros recursos escénicos. Se
puede realzar una representación por medio del vestuario, el maquillaje, los
decorados, los accesorios, la iluminación, la música y los efectos
especiales. Estos elementos se usan para ayudar a crear una ilusión de lugares,
tiempos, personajes diferentes, o para enfatizar una cualidad especial de la
representación y diferenciarla de la experiencia cotidiana.
El teatro nació en
Atenas, Grecia, entre los siglos V
y VI a.C. Allí, los atenienses celebraban los ritos en honor a Dionisio, dios
del vino y de la vegetación. Estas primitivas
ceremonias rituales irían luego evolucionando hacia el teatro, constituyendo
uno de los grandes logros culturales de los griegos. Lo cierto es que este
nuevo arte estuvo tan estrechamente asociado a la civilización griega que cada
una de las ciudades y colonias más importantes contó con un teatro.
Las cuatro formas
teatrales del drama griego eran la tragedia, el drama satírico, la comedia y el
mimo. Mientras que las dos primeras estaban consideradas las más civilizadas,
acordes con un espectador adulto, las dos últimas se asociaban con lo
primitivo, y por tanto eran más apropiadas para un público infantil.
Los actores, todos
hombres, iban vestidos con la ropa al uso pero portaban máscaras que permitían
la visibilidad y ayudaban al espectador a reconocer la característica del
personaje.
La tragedia es una
representación dramática capaz de conmover y causar pena, que tiene un
desenlace funesto, es el género en el cual descollaron los escritores
griegos ESQUILO, SÓFOCLES y EURÍPIDES.
Aquí se presentan
algunas características de la tragedia:
a) Las obras son
solemnes, escritas en verso y estructuradas en escenas (episodios) entre
personajes (nunca hay más de tres actores hablando en una escena) e
intervenciones del coro en forma de canciones (odas).
b) Las historias
están basadas en su mayoría en mitos o antiguos
relatos, aunque el objetivo no fuera
simplemente volver a contar esas historias (sobre las que los poetas se tomaban
frecuentes libertades), sino hacer consideraciones sobre el carácter de los
personajes, el papel de la humanidad en el mundo y las consecuencias de
las acciones individuales.
c) Por lo general,
eran obras de poca acción y los hechos se relataban a través de diálogos y
canciones del coro.
La comedia se
desarrolló hacia la mitad del siglo V a.C. Las comedias más antiguas
que se conservan son las de ARISTÓFANES. Tienen una estructura muy cuidada
derivada de los antiguos ritos de fertilidad. Su comicidad consistía en una
mezcla de ataques satíricos a personalidades públicas del momento,
atrevidos chistesescatológicos y
parodias aparentemente sacrílegas de los dioses. Para el
siglo IV a.C. la comedia había sustituido a la tragedia como forma
dominante.
Luego apareció un tipo de comedia local, muy abundante, llamada "nueva". En las obras de MENANDRO, el gran autor de comedias nuevas, la trama gira alrededor de una complicación o situación que tiene que ver con amor, dinero, problemas familiares y similares. Los personajes son típicos e identificables, tipos socialmente simples, como el padre miserable o la suegra molesta.
El teatro propiamente romano no se
desarrolló hasta el siglo III a.C. Aunque la producción teatral se asociara en principio
con festivales religiosos, la naturaleza espiritual de estos
acontecimientos se perdió pronto; al incrementarse el número de festivales, el
teatro se convirtió en un entretenimiento. Por eso, no es de extrañar que la
forma más popular fuera la comedia. El gran periodo de creación dramática
romano empezó en el siglo II a.C. y estuvo dominado por las comedias
de PLAUTO y TERENCIO, que eran adaptaciones de la
comedia nueva griega. Las obras se basaban en una intriga de carácter local, aunque las de Terencio
también aportaban un valordidáctico. La estructura de las piezas era muy dinámica y del gusto del público, y además
solían cantarse muchas partes de la obra.
Este primer período
en teoría teatral occidental se
denomina clásico, porque comprende el teatro de las civilizaciones
clásicas, de las antiguas Grecia y Roma, y las obras están escritas en
las lenguas clásicas, griego o latín.
Alrededor del final
del siglo II d.C., el teatro literario había entrado en declive y fue
sustituido por otros espectáculos y entretenimientos más populares. La Iglesia cristiana emergente atacó el
teatro romano, en parte porque los actores y actrices tenían fama de
libertinos, y en parte porque los mimos satirizaban con frecuencia a los
cristianos. Estos ataques contribuyeron al declive del teatro así como a
considerar a las personas que participaban en él como inmorales. Con la caída
del Imperio romano en el 476 d.C., el teatro
clásico decayó en Occidente; la actividad teatral no resurgió hasta 500 años
más tarde. Sólo los artistas populares, conocidos como juglares y trovadores en
el mundo medieval, sobrevivieron y proporcionaron un nexo de continuidad.
El teatro español, como el europeo, surge vinculado al
culto religioso. La misa, celebración litúrgica central en la religión cristiana, es en sí misma un ‘drama’, una representación de la muerte y resurrección de Cristo. Serán
los clérigos los que, en su afán didáctico por explicar los misterios de la fe a los fieles
mayoritariamente incultos y analfabetos, creen los primeros diálogos teatrales:
los tropos, con los que escenificaban algunos episodios relevantes de la
Biblia. Estas representaciones, que tenían lugar dentro de las iglesias, en el
coro o parte central de la nave, se fueron haciendo más largas y espectaculares
dando lugar a un tipo de teatro religioso que fue el teatro medieval por
excelencia. Poco a poco se fueron añadiendo elementos profanos y cómicos a este
tipo de representaciones que, por razones de decoro, terminaron por abandonar
las iglesias y comenzaron a realizarse en lugares públicos: en los pórticos y
atrios de las iglesias, plazas, calles y cementerios.
En el siglo XIV,
el teatro se emancipó del drama litúrgico para representarse fuera de las
iglesias especialmente en la fiesta del Corpus Christi y evolucionó en ciclos
que podían contar con hasta 40 dramas. Algunos estudiosos creen que, aunque
similares a los dramas litúrgicos, los ciclos surgieron de forma independiente.
Eran producidos por toda una comunidad cada cuatro o cinco años. Las
representaciones podían durar de dos días a un mes. De la producción de cada obra se encargaba un
gremio que intentaba que el tema tuviera que ver con su ocupación laboral; así los trabajadores de los
astilleros podían, por ejemplo, escenificar una obra sobre Noé.
Como los intérpretes
eran con frecuencia aficionados y analfabetos, las obras se escribían en forma
de copla de fácil memorización; no se conocen los nombres de los dramaturgos.
Durante este periodo,
surgieron obras folclóricas, farsas y dramas pastorales (siempre de autores
anónimos) y, por supuesto, persistían varios tipos de entretenimientos
populares. Todo esto influyó en el desarrollo de los autos durante el siglo XV. Aunque
extrajeran trama y personajes de la teología cristiana, los autos diferían de
los ciclos religiosos en el hecho de que no se trataba de episodios bíblicos,
sino alegóricos, y estaban representados por profesionales como los trovadores
y juglares.
La Reforma protestante
puso fin al teatro religioso a mediados del siglo XVI, y un nuevo y
dinámico teatro profano ocupó su lugar. Aunque los autos y los ciclos con su
simplicidad parezcan estar muy lejos de los dramas de Shakespeare y Molière,
los temas de la baja edad media sobre la lucha de la humanidad y
las adversidades, el giro hacia temas más laicos y preocupaciones más
temporales y la reaparición de lo cómico y lo grotesco contribuyeron a la nueva
forma de hacer teatro. Además, la participación de actores profesionales en las
obras fue sustituyendo poco a poco a los entusiastas aficionados.
Como los métodos de producción y representación
clásicos no se conocían perfectamente, el teatro del renacimiento tomó una forma totalmente nueva
con algunos visos de clasicismo. Esta fórmula se conoce generalmente como neoclasicismo.
Las primeras muestras
de teatro renacentista en Italia datan del siglo XV. Las
primeras obras eran en latín, pero acabaron por escribirse en lengua vernácula y solían estar basadas
en modelos clásicos. Este teatro no fue
una evolución de las formas religiosas, ni
siquiera de las prácticas populares o dramáticas ya existentes; se trataba de
un proceso puramente académico. Eran obras
pensadas para ser leídas, aunque fuera por varios lectores y en público, y con
fines didácticos.
Las elaboradas
exhibiciones escénicas y las historias alegóricas de los intermezzi, en
conjunto con los continuados intentos de recrear la producción clásica,
llevaron a la creación de la ópera a finales del siglo XVI. Aunque el
primer teatro de corte clasicista tenía un público limitado, la ópera se hizo
muy popular. A mediados del siglo XVII, se estaban construyendo grandes
teatros de la ópera en Italia.
Mientras la elite se
entretenía con el teatro y el espectáculo de estilo clasicista, el público en
general se divertía con la commedia dell'arte, un teatro popular y
vibrante basado en la improvisación.
A finales del
siglo XVI era popular en Francia un tipo de comedia similar a la
farsa. Este fenómeno dificultó el establecimiento total del drama renacentista.
En aquel tiempo no existían en París edificios
expresamente dedicados al teatro; se utilizaban con ese propósito recintos destinados
al juego de pelota. La fuerte influencia
italiana en Francia llevó a popularizar representaciones que fueron denominados
ballets.
Molière está considerado como el gran dramaturgo francés. Sus farsas y
comedias de costumbres reciben en su mayoría una influencia directa de la commedia
dell’arte, pero generalmente van más allá de su objetivo específico y podrían considerarse
como observaciones sobre las limitaciones y errores del género humano. Muchas de sus obras están
imbuidas de una cierta amargura.
Molière fue también
un actor cómico de excepción en su tiempo, y trabajó con el objetivo de alterar
el estilo histriónico y ampuloso que entonces dominaba la escena francesa.
El teatro
renacentista inglés se desarrolló durante el reinado de Isabel I a finales
del siglo XVI. En aquel tiempo, se escribían tragedias academicistas de
carácter neoclásico que se representaban en las universidades; sin embargo, la
mayoría de los poetas isabelinos tendían a ignorar el neoclasicismo o, en el
mejor de los casos, lo usaban de forma selectiva. A diferencia del teatro
continental (creado con el objetivo de ser presentado ante un público de elite)
el teatro inglés se basó en formas populares, en el vital teatro medieval, y en
las exigencias del público en general.
Bajo la influencia
del clima de cambio político y económico en la Inglaterra del momento, así como de la
evolución de la lengua, dramaturgos como Thomas Kyd y Christopher
Marlowe dieron lugar al nacimiento de un teatro dinámico, épico y sin
cortapisas que culminó en el variado y complejo trabajo del más grande genio del teatro inglés, WILLIAM
SHAKESPEARE.
El siglo XVII fue el
Siglo de Oro del teatro en España. Este siglo acota uno de los periodos
más fértiles de la dramaturgia universal, si bien la propia forma de denominar
esta época ha sido conflictiva de unos países a otros.
Se crean las primeras
salas teatrales llamadas corrales de comedias, que eran gestionadas por las
hermandades, verdaderos precedentes del empresario teatral moderno. Van a proliferar
los autores, las obras y las compañías. El teatro deja de ser un acontecimiento
restringido para convertirse en un producto competitivo, sujeto a las leyes de la oferta y la demanda. Un interesante debate teórico acompaña el nacimiento y
desarrollo de esta forma nueva de entender el teatro. Dos autores de la época
nos sirven para ilustrar el sentido y la evolución de este debate y del arte teatral: CERVANTES y LOPE
DE VEGA.
El teatro del
siglo XVIII era, básicamente, y en gran parte de Europa, un teatro de actores. Estaba dominado
por intérpretes para quienes se escribían obras ajustadas a su estilo; a menudo
estos actores adaptaban clásicos para complacer sus gustos y adecuar las obras
a sus características. Las obras de Shakespeare, en especial, eran alteradas hasta
no poder ser reconocidas no sólo para
complacer a los actores sino, también, para ajustarse a los ideales
neoclásicos. A El rey Lear y Romeo y Julieta, por
ejemplo, se les cambiaron los finales trágicos por unos felices, anulando por
lo tanto la intencionalidad del autor.
A lo largo del
siglo XVIII ciertas ideas filosóficas fueron tomando forma y finalmente
acabaron fusionándose y cuajando a principios del siglo XIX, en un movimiento llamado romanticismo.
El romanticismo
apareció en primer lugar en Alemania, un país con poca tradición teatral
antes del siglo XVIII, aparte de rústicas farsas. Alrededor de 1820, el
romanticismo dominaba el teatro en la mayor parte de Europa.
El teatro romántico
español buscó la inspiración en los temas medievales y presenta a un héroe
individual dominado por las pasiones, ya sean éstas virtuosas o viciosas. Se
recuperan las formas y estructuras del teatro del Siglo de Oro pero
con una maquinaria escénica y efectos escenográficos suntuosos y aparatosos. La
voz engolada y el verso rotundo triunfa en el teatro romántico español. Su gran
figura es José Zorrilla, el autor de Don Juan Tenorio. El
tema del burlador es retomado con gran libertad por Zorrilla y en su entusiasmo
romántico hace que sea el amor quien redime al seductor.
La fuerza y encanto de este personaje y
obra ha conseguido que nunca haya dejado de representarse en algún teatro
español.
Las mismas fuerzas
que condujeron al romanticismo también, en combinación con varias formas
populares, condujeron al desarrollo del melodrama, el género dramático más
arraigado en el siglo XIX. El melodrama como literatura es a menudo ignorado o
ridiculizado, cuando menos desdeñado por los críticos, porque aporta imágenes de villanos que se atusan el
bigote o heroínas sujetas a vías de tren.
Proponía una recreación de lo local y de la vida en el
hogar. El espectador debía tener la impresión de asistir a un hecho real y a
ello vino a contribuir el escenario de tres paredes con el objetivo de que el
público observe a través de la imaginaria cuarta pared.
A mediados del
siglo XIX el interés por el detalle realista, las
motivaciones psicológicas de los personajes, la preocupación por los problemas
sociales, condujo al naturalismo en el teatro. Acudiendo a la ciencia en busca de inspiración, los
naturalistas sintieron que el objetivo del arte, como el de la ciencia, debía ser el de mejorar nuestras
vidas. Los dramaturgos y actores, como los científicos, se pusieron a observar
y a retratar el mundo real.
El naturalismo es
responsable en gran medida de la aparición de la figura del director teatral
moderno. Aunque todas las producciones teatrales a lo largo de la historia fueron organizadas y unificadas por un individuo, la idea de un director que interpreta
el texto, crea un estilo de actuación, sugiere
decorados y vestuario y da cohesión a la producción, es algo moderno.
Las obras
demuestran problemas sociales como la enfermedad genética, la ineficacia del matrimonio como institución religiosa y
social, y los derechos de las mujeres, pero también son valiosos por sus convincentes
estudios de individuos.
Desde el renacimiento en adelante, el teatro parece
haberse esforzado en pos de un realismo total, o al menos en la ilusión
de la realidad. Una vez alcanzado ese objetivo a finales del siglo XIX,
una reacción antirrealista en diversos niveles irrumpió en el mundo de la
escena.
Los simbolistas
hicieron una llamada a la "desteatralización" del teatro, que se
traducía en desnudar el teatro de todas sus trabas tecnológicas y escénicas del
siglo XIX, sustituyéndolas por la espiritualidad que debía provenir del
texto y la interpretación. Los textos estaban cargados de
simbología de difícil interpretación, más que de sugerencias. El ritmo de las
obras era en general lento y semejante a un sueño.
El movimiento
expresionista tuvo su apogeo en las dos primeras décadas del siglo XX,
principalmente en Alemania. Exploraba los aspectos más violentos y grotescos de
la mente humana, creando un mundo de pesadilla sobre el escenario. Desde un
punto de vista escénico, el expresionismo se caracteriza por la distorsión,
la exageración y por un uso sugerente de la luz y la sombra.
Quizás se deba a la
influencia de Antonin Artaud la aparición de una serie
de grupos de teatro durante la década de
1960. Como ejemplo podemos citar al Teatro Laboratorio de Jerzy Grotowski y el Teatro de
la Crueldad de Peter Brook.
De la segunda guerra mundial nació el teatro del
absurdo, el sentido de lo absurdo que hizo llevadero un mundo destruido y
desilusionado. Lo absurdo, lo que carece de lógica, lo que de ningún modo se puede
vincular o relacionar con un texto dramático o un contexto escénico, es lo
característico de este teatro en el que no hayacción consecuente, ni caracteres,
porque la vida misma de los personajes carece de sentido.
El teatro realista
continuó vivo en el ámbito comercial, sobre todo en Estados Unidos. Sin embargo, el objetivo parecía ser
el realismo psicológico, y se emplearon para este fin recursos dramáticos y escénicos no
realistas. Existen obras basadas en la memoria, secuencias sobre sueños, personajes
puramente simbólicos, proyecciones y otros recursos similares. Incorporan
diálogos poéticos y un fondo sonoro cuidadosamente orquestado para suavizar el
realismo crudo. La escenografía era más sugerente que realista.
En la década de 1920
los musicales surgieron a partir de una libre asociación en forma de serie de
canciones, danzas, piezas cortas cómicas basadas en otras historias, que
algunas veces eran serias, y se contaban a través del diálogo, la canción y la danza. Un grupo a cargo de Richard
Rodgers y Oscar Hammerstein IIperfeccionó esta
forma en la década de 1940. Ya durante la década de 1960 gran parte del
espectáculo había dejado el musical para convertirse en algo más serio, incluso
sombrío. A finales de la década siguiente, sin embargo, posiblemente como
resultado de crecientes problemas políticos y económicos (de los que el público
deseaba escapar), volvieron los musicales (muchos de ellos reposiciones) bajo
un signo de desmesura y lujo, haciéndose hincapié en la canción, el baile y la
comedia fácil.
Se tienen pocas y
vagas nociones de cómo pudieron haber sido las manifestaciones escénicas de los
pueblos precolombinos, pues la mayor parte de éstas consistían en rituales
religiosos. Existe, sin embargo, un único texto dramático maya, descubierto en
1850, el Rabinal-Achi, que narra el combate de dos guerreros
legendarios que se enfrentan a muerte en una batalla ceremonial. Su
representación depende de distintos elementos espectaculares como el vestuario,
la música, la danza y la expresión corporal.
A partir de la época
colonial, el teatro se basa sobre todo en los modelos procedentes de España.
No es hasta mediados
del siglo XX cuando el teatro latinoamericano ha adquirido cierta personalidad, al tratar temas propios tomando como
punto de partida la realidad del espectador a quien va destinado.
El dramaturgo Augusto
Boal, en Brasil, desarrolló técnicas de teatro callejero y para
obreros, y es autor del texto Teatro del oprimido. Grupos como
Rajatabla y La Candelaria se han preocupado además por realizar un teatro que
sirva como medio de discusión de la realidad social, sin dejar al margen el
aspecto espectacular y estético del drama.
El teatro oriental en
general (de la India, China, Japón y el Sureste asiático) tiene
ciertas características en común que lo distinguen claramente del teatro
posrenacentista occidental. El teatro asiático es presentacional, ya que la
idea de representación naturalista es del todo ajena a él. Aunque los teatros
de los diferentes países varían, en general son obras integradoras de las
diversas artes (una realización de la idea del teatro total de Wagner) que
mezclan literatura, danza, música y espectáculo.
El teatro indio en
sánscrito floreció en los siglos IV y V. Las piezas, complejas y épicas,
estaban estructuradas sobre la base de nueve rasas, o humores, más
que en los personajes, ya que el eje de las obras eran las cuestiones
espirituales. Los escenarios tenían una decoración laboriosa, pero no se usaban
técnicas representacionales. Los movimientos de cada parte del cuerpo, la
recitación y la canción estaban rígidamente codificadas. Las marionetas y el
teatro danzado, especialmente el kathakali, han sido también
muy apreciados en varios momentos de la historia de la India.
En otros lugares del
Sureste asiático, el teatro de marionetas es la forma dominante, en especial
el wayang kulit, o marionetas de sombras, en Java. En algunos sitios las marionetas son
tan apreciadas que los actores estudian sus movimientos para imitarlos.
El teatro chino
empezó a desarrollarse en el siglo XIV; era muy literario y tenía
convenciones muy estrictas. Desde el siglo XIX, sin embargo, ha sido
dominado por la ópera de Pekín. En ella se da una importancia primordial a la
interpretación, el canto, la danza y las acrobacias más que al texto literario.
De hecho, la representación puede describirse como una colección de extractos
de varias obras literarias combinados con una exhibición acrobática. La acción
tiende a ser oscura y el énfasis se centra en la habilidad de los actores. El
escenario es una plataforma desnuda con el mobiliario estrictamente necesario.
Las acciones son estilizadas, los papeles
codificados y el maquillaje es elaborado y grotesco; los colores son simbólicos. Bajo el gobierno comunista la temática ha
cambiado, pero el estilo ha seguido siendo más o menos el mismo.
El teatro japonés
comenzó en el siglo VII (d.C.) y es quizá el más complejo de Oriente. Sus dos
géneros más conocidos son el teatro nô y el kabuki.
Nô, el teatro clásico japonés es estilizado; la síntesis de danza-música-teatro
extremadamente controlada intenta evocar un ánimo particular a través del
relato de un hecho o historia. Está muy relacionado con el budismo Zen. El apogeo del nô tuvo lugar
en el siglo XV. El kabuki data del siglo XVI y es más popular en
estilo y contenido. Otros géneros dramáticos japoneses son el bugaku, un
refinado teatro danzado, así como un teatro de marionetas o muñecos
llamado bunraku, en el que los intérpretes sobre el escenario
manipulan unas marionetas casi de tamaño natural. Todas las formas dramáticas
se apoyan en el ritual, la danza y la tradición. Son elegantes y bellas, y
ponen el énfasis en valores opuestos a los del teatro
occidental.
10.-Referencia:
Ariel Fernández
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