Presentación/Introducción
El
objetivo fundamental de esta investigación es profundizar en los
conocimientos acerca de la estructura y el desarrollo de los cuentos.
Definiendo
al cuento como un breve relato o narración, se penetrará en su panorama
histórico, que resulta más difícil de fijar que el de la mayoría de los
géneros literarios. Originariamente, el cuento es una de las formas más
antiguas de literatura popular de transmisión oral. El término se emplea a
menudo para designar diversos tipos de narraciones breves, como el relato
fantástico, el cuento infantil o el cuento folclórico o tradicional. Entre
los autores universales de cuentos infantiles figuran Perrault, los
Hermanos Grimm y Andersen, creadores y refundidores de historias
imperecederas desde "Caperucita Roja" a "Pulgarcito",
"Blancanieves", "Barba Azul" o "La
Cenicienta". También veremos las condiciones, los elementos, y el
análisis que debe reunir un cuento para su elaboración, con el fin de
captar la atención del lector.
El
desarrollo de la vida literaria en el mundo se ha hecho posible gracias a
numerosos cuentistas importantes que con su sabia experiencia y capacitación
han logrado traspasar las fronteras, poniendo muy en alto el nombre de sus
respectivos países. Éstos se han destacado tanto que son reconocidos hoy en
día en el mundo entero.
Cuento
Narración
breve, oral o escrita, de un suceso imaginario. Aparecen en él un reducido
número de personajes que participan en una sola acción con un sólo foco
temático. Su finalidad es provocar en el lector una única respuesta
emocional. La novela, por el contrario, presenta un mayor número de
personajes, más desarrollados a través de distintas historias
interrelacionadas, y evoca múltiples reacciones emocionales.
Etimológicamente,
cuento deriva de la palabra latina computum, que significa cálculo,
cómputo, enumeración, clasificación,. De cálculo y enumeración pasó a
significar la enumeración de hechos, y, por extensión, "cuento"
significa recuento de acciones o sucesos reales o ficticios.
Es más
difícil decir con exactitud cuándo se originó el cuento, y ello se debe en
gran parte a los equívocos que conlleva su mismo nombre. Cabría, por lo
tanto, distinguir en el concepto cuento, dos aspectos distintos: el relato
fantástico y la narración literaria de corta extensión, oponiéndose así a
la idea de novela, estos dos aspectos no son excluyentes, a menudo se dan
en la misma obra, y tienen como base común el hecho de tratarse de relatos
breves, generalmente en prosa; pero suelen representar dos vertientes
claramente diferenciadas del mismo genero literario.
No se
sabe con exactitud cuándo comenzó a utilizarse la palabra
"cuento" para señalar un determinado tipo de narrativa, ya que en
los siglos XIV y XV se hablaba indistintamente de apólogo, ejemplo y cuento
para indicar un mismo producto narrativo. Boccaccio utilizó las palabras
fábula, parábola, historia y relato. Estos nombres han ido identificándose
con una forma de narración claramente delineada.
Ramón
Menéndez Pidal, en el estudio preliminar de su antología de cuentos de la
literatura universal, dice: “Al terminar la Edad Media, la conciencia
creadora del narrador se ha impuesto, y, de ser refundidor, adaptador o
traductor, se convertiría en artista, en elaborador de ficciones. Así, a
través de un lento pero firme proceso de transformación, la Edad Media
europea trasvasa a la Moderna el género cuentístico como creación absoluta
de una individualidad con su propio rango de estructura literaria,
autónoma, tan válida por sí misma como el poema, la novela o el drama”.
Esta
concepción del cuento como estructura literaria autónoma predomina hoy día,
y esto significa que lo rige una organización y forma determinadas que lo
dotan de un carácter peculiar, intrínseco e individual. No por ello, sin
embargo, se habrán descartado las ambigüedades, porque en el siglo XIX,
cuando el género nace a la vida hispanoamericana, y aun en el siglo XX, se
le confunde con las tradiciones, los artículos de costumbres, las leyendas,
las fábulas, y más tarde con la novela corta. Con el correr del tiempo, los
géneros anteriores se van definiendo, y el cuento se separa definitivamente
como signo literario, como mundo poético, como fragmento de realidad con
límites determinantes. En ese proceso, también el cuento se ha ido
modificando.
Actualmente
se ha generalizado la idea de que la palabra cuento significa
"relación de un suceso". Más precisamente, la relación, oralmente
o por escrito, de un suceso falso o de pura invención. Valga esta
apreciación, porque sin ella, en épocas pretéritas, cuando los hombres aun
no escribían y conservaban sus recuerdos en la tradición oral, cuento
hubiera sido cuando hablaban.
No obstante
ser esta definición un tanto ambigua por su amplitud; existen numerosas
definiciones sobre la naturaleza del cuento, las cuales reproduciremos, por
creer que ellas ayudarán a comprender mejor lo que implica el cuento como
género literario.
Sainz de
Robles, en su libro Cuentistas españoles del siglo XX, dice: “El cuento es,
de los géneros literarios el más difícil y selecto. No admite ni las
divagaciones ni los preciosismos del estilo. El cuento exige en su
condición fundamental, como una síntesis de todos los valores narrativos:
tema, película justa del tema, rapidez dialogal, caracterización de los
personajes con un par de rasgos felices. Como miniatura que es de la
novela, el cuento debe agradar en conjunto”.
Raúl A.
Omil Alba y Piérola, en su libro El cuento y sus claves, dice: “Cuento es
el acto de narrar una cosa única en su fragmento vital y temporal, así como
el poema poetiza una experiencia única e irrespetable. El narrador de
cuentos está en posesión de un suceso que cobra forma significativa y estética
en la fluencia lógico-poética de lo narrado.
Carlos
Mastrángelo, en su libro El cuento argentino, define el cuento de la
siguiente manera:
1. Un cuento es una seria breve y escrito de incidentes;
2. de ciclo acabado y perfecto como un círculo;
3. siendo muy esencial el argumento, el asunto o los
incidentes en sí;
4. trabados éstos en una única e ininterrumpida ilación;
5. sin grandes intervalos de tiempo y espacio;
6. rematados por un final imprevisto, adecuado y natural.
Abelardo
Díaz Alfaro, citado en La gran enciclopedia de Puerto Rico, cuyas autoras
son Margarita Vázquez y Daisy Caraballo, dice “El cuento es, para mí,
síntesis poética; se acerca en mi concepto a lo que es en poesía el soneto.
No puede en este género perderse una sola línea, un solo trazo. La trama es
secundaria en el cuento. Ésta puede ser elemental y, sin embargo, resultar
efectiva si el tratamiento es adecuado... El trazo que se da debe ser
definitivo, no hay lugar a enmiendas”.
René
Marqués, citado en la misma obra anterior, dice “El cuento es, para mí, de
modo esencial y en último análisis, la dramática revelación que un ser
humano -hecho personaje literario- se opera, a través de determinada
crisis, respecto al mundo, la vida o su propia alma. Lo psicológico es, por
lo tanto, lo fundamental en el cuento. Todo otro elemento estético ha de
operar en función del personaje. De lo contrario, deja de ser “funcional” y
se convierte en materia extemporánea, muerta. Dada la brevedad que, en
términos de extensión, dicta el genero, el cuento se presta, quizás más que
otras expresiones en prosa, al uso afortunado del símbolo como recurso de
síntesis práctica...”
M
Baquero Goyanes, en su libro El cuento español en el siglo XX, dice lo
siguiente: “El cuento es un precioso género literario que sirve para
expresar un tipo especial de emoción, de signo muy semejante a la poética,
pero que no siendo apropiado para ser expuesta poéticamente, encarna en una
forma narrativa, próxima a la novela pero diferente a ella en la técnica e
intención. Se trata, pues, de un genero intermedio entre poesía y novela,
apresador del matiz semipoético, seminovelesco, que sólo es expresado en
las dimensiones del cuento”.
Definiciones de Cuento
1.
Narración breve, escrita generalmente en prosa, y que por su enfoque
constituye un género literario típico, distinto de la novela y de la novela
corta.
2. Breve
relato de sucesos ficticios y de carácter sencillo, hecho con fines morales
o educativos.
3.
Relación de suceso - Relación de un suceso falso o de pura invención -
Fábula que se cuenta a los muchachos para divertirlos.
4. Es un
relato breve y artístico de hechos imaginarios. Son esenciales en el cuento
el carácter narrativo, la brevedad del relato, la sencillez de la
exposición y del lenguaje y la intensidad emotiva.
5. Breve
narración en prosa, que desarrolla un tema preferentemente fantástico y
cuyo fin es divertir.
6. Es
una narración corta, breve, de hechos reales o ficticios, cuyo origen es la
anécdota y su finalidad es entretener; a veces algo moralizadora.
7. Es un
relato corto donde se narra una acción realizada por unos personajes en un
ambiente determinado.
Antecedentes
Los
cuentos más antiguos aparecen en Egipto en torno al año 2000 a.C. Más
adelante cabe mencionar las fábulas del griego Esopo y las versiones de los
escritores romanos Ovidio y Lucio Apuleyo, basadas en cuentos griegos y
orientales con elementos fantásticos y transformaciones mágicas. Junto a la
eternamente popular colección de relatos indios conocida como Panchatantra
(siglo IV d.C.), la principal colección de cuentos orientales es sin duda
Las mil y una noches. Cada noche, por espacio de 1001 días, Scheherazade se
salva de morir a manos de su marido, el sultán, contándole apasionantes cuentos
recogidos de diversas culturas. La influencia de esta obra fue decisiva
para el desarrollo posterior del género en Europa.
Históricamente
el cuento es una de las más antiguas formas de literatura popular de
transmisión oral, que sigue viva, como lo demuestran las innumerables
recopilaciones modernas que reúnen cuentos folclóricos, exóticos,
regionales y tradicionales. El origen último de estas narraciones ha sido
muy discutido, pero lo innegable es que lo esencial de muchas de ellas se
encuentra en zonas geográficas muy alejadas entre sí y totalmente
incomunicadas. Sus principales temas, que han sido agrupados en familias,
se han transmitido por vía oral o escrita, y reelaborados incesantemente;
es decir, contados de nuevo por los autores más diversos.
Desde el
punto de vista histórico, el cuento proviene de las narraciones y relatos
de Oriente, y aunque durante siglos ha tenido significados equívocos e
imprecisos, a menudo se confunde con la fábula. Debemos considerar como
cuentos numerosas manifestaciones literarias de la antigüedad, de
características muy diversas, como: La Historia de Sinuhé, en la literatura
egipcia, o la de Rut en el Antiguo Testamento, y más modernamente, escritos
hagiográficos como las florecillas de San Francisco o La leyenda áurea. Sin
ninguna duda, son cuentos algunos de los relatos de Libro del buen amor, la
historia que narra Turmeda o los exiemplos del Conde Lucanor. Sin embargo,
hasta el siglo XIV, con el Decamerón, de Boccaccio, cuyos relatos cortos
están enmarcados por una leve trama que los unifica, no se afirma y
consolida la idea de cuento en el sentido moderno de la palabra.
El
Heptamerón (1588), de Margarita de Navarra, en Francia, y la Novelle, de
Bandello, en Italia, corresponden aproximadamente al concepto boccaccesco
del género. También Los cuentos de Canterbury, de Chaucer, escritos en la
última parte del siglo XVI, colección de los relatos versificados con prosa
intercalada, organizados en una trama general que consiste en que varios
peregrinos de distintas clases y profesiones se comprometen a narrar
historietas. En el siglo XVII, en Francia, La Fontaine titula Contes
(cuentos) a unas narraciones versificadas, de cierta vinculación con la
literatura folclórica. Cabe señalar que tanto en Francia como en España,
casi al término del siglo XVII, la palabra cuento aun está cargada de
ciertos matices folclórico-fantásticos. En el siglo siguiente, Perrault,
con su colección de cuentos populares titulada Cuentos de mi madre la gansa
(1697), así como los cuentos de Voltaire Cándido, Zadig, Micromegas, etc.,
revisten este tipo de narración con un ropaje eminentemente literario.
El
romanticismo inspira un florecimiento del relato corto, sobre todo del
cuento, que, como se sabe, resultó uno de los géneros favoritos de ese
movimiento. Los escritores románticos darán una nueva vida al elemento
maravilloso como soporte fundamental del cuento: Nodier en Francia,
Hoffmann en Alemania, Poe en Estados Unidos y Bécquer en España, son
nombres representativos de esta fase. Pero la aportación más significativa
en este campo es la del danés Andersen, quien en 1835 publicó su libro
titulado Cuentos para niños.
En la
primera mitad del siglo XIX el relato costumbrista, de aldea, y el relato
de vida campesina, adquieren gran interés durante la época realista, y lo
cultivan con éxito, entre otros, Gottfried Séller, Gogol y Bjornson. Ya en
la segunda mitad del siglo, el cuento adquiere plena vigencia y popularidad
con Chejov, uno de los eximios creadores universales en esta modalidad
narrativa. En Francia, Flaubert, en sus Tres cuentos, aplica al genero la
prosa de arte que había experimentado en sus novelas; su discípulo
Maupassant fue, sin duda, uno de los grandes maestros del cuento como
esbozo narrativo que condensa en pocas páginas una rápida y penetrante
impresión. En España, Clarín, Valera, Pereda y Pardo Bazán son los
cuentistas mas destacados.
A fines
del siglo XIX el cuento parece, pues, haberse desembarcado de sus
significados primigenios, para ponerse en un plano semejante al de la
novela, de la que viene a ser como un apunte. Se identifica el relato breve
con la historia de sabor popular, como Daudet, la fantasía, con autores
como Stevenson y Gutiérrez Nájera; o la poesía imaginativa de los niños,
como Wilde y Lewis Carroll. En la primera mitad del siglo XX los escritores
norteamericanos, al igual que en la novela, han aportado su propia versión
de cuento, cuyas fórmulas de singular eficacia narrativa han fortalecido el
género. Algunos de esos escritores que han incursionado en el cuento han
sido: Scott Fitzgerald y Hemingway. Es España, después de la guerra civil,
el cuento ha conocido un nuevo florecimiento; algunos de los autores que
más se han destacado son: Cela, Laforet, Aldecoa, Carredano, etc.
En
Hispanoamérica, a partir del siglo XIX, el cuento ha tenido un auge
extraordinario. En líneas generales, lo dicho anteriormente para la
novelística contemporánea se puede también aplicar al cuento actual.
Salvadas las diferencias básicas de extensión y complejidad por el lado de
la novela, la narrativa cuentística sufre parecidas transformaciones en
cuanto a los temas, el lenguaje y la técnica señalados para la novela.
Algunos rasgos generales de la cuentística hispanoamericana, que no
necesariamente deberán encontrarse en todos y cada uno de los relatos, son:
diversidad de tendencias; ruptura del hilo narrativo; dislocación en los
planos temporales; un personaje narrador (o narrador oculto y variable);
búsqueda de un nuevo significado del habla popular, casi siempre de valor
impactante y utilizado como lenguaje del narrador o de los personajes.
Algunos de los narradores que se destacan en este género son: Borges,
Cortázar, Onetti, Carpentier, Lezana Lima, Rulfo, García Márquez, Fuentes,
Roa, Bastos, entre otros.
Tipos de cuentos
La
clasificación del cuento puede ser muy variada. Depende del punto de vista
que adoptemos en cuanto a contenido, época literaria, enlace con la
realidad, elemento sobresaliente, etc., lo que permite que un mismo cuento
pertenezca a varios encasillados simultáneamente. Esbozaremos, en líneas
generales, los principales tipos de cuentos que existen:
Cuentos
en verso y prosa: los primeros se consideran como poemas épicos menores;
los segundos son narraciones breves, desde el punto de vista formal. Los
teóricos sajones, atendiendo a la extensión del relato, clasifican como
novela corta toda narración que fluctué entre 10.000 y 35.000 palabras, y
como cuento el relato que no sobrepase las 10.000 palabras.
Cuentos
populares y eruditos: los primeros son narraciones anónimas, de origen
remoto, que generalmente conjugan valores folclóricos, tradiciones y
costumbres, y tienen un fondo moral; los segundos poseen origen culto,
estilo artístico y variedad de manifestaciones.
Tanto
unos como otros pueden subclasificarse en: infantiles, fantásticos,
poéticos y realistas.
Cuentos
infantiles: se caracterizan porque contienen una enseñanza moral; su trama
es sencilla y tienen un libre desarrollo imaginativo. Se ambientan en un
mundo fantástico donde todo es posible. Autores destacados en este genero
son Andersen y Perrault.
Cuentos
fantásticos o de misterio: su trama es más compleja desde el punto de vista
estructural; impresionan por lo extraordinario del relato o estremecen por
el dominio del horror. Autores destacados en este genero son Hoffmann y
Poe.
Cuentos
poéticos: se caracterizan por una gran riqueza de fantasía y una exquisita
belleza temática y conceptual. Autores destacados en este genero son Wilde
y Rubén Darío.
Cuentos
realistas: reflejan la observación directa de la vida en sus diversas
modalidades: sicológica, religiosa, humorística, satírica, social,
filosófica, histórica, costumbrista o regionalista. Autores destacados en
este genero son Palacio Valdés, Unamuno, Quiroga, etc.
Elementos del cuento
En un
cuento se conjugan varios elementos, cada uno de los cuales debe poseer
ciertas características propias: los personajes, el ambiente, el tiempo, la
atmósfera, la trama, la intensidad, la tensión y el tono.
Los
personajes o protagonistas de un cuento, una vez definidos su número y
perfilada su caracterización, pueden ser presentados por el autor en forma
directa o indirecta, según los describa él mismo, o utilizando el recurso
del diálogo de los personajes o de sus interlocutores. En ambos casos, la
conducta y el lenguaje de los personajes deben de estar de acuerdo con su
caracterización. Debe existir plena armonía entre el proceder del individuo
y su perfil humano.
El
ambiente incluye el lugar físico y el tiempo donde se desarrolla la acción;
es decir, corresponde al escenario geográfico donde los personajes se
mueven. Generalmente, en el cuento el ambiente es reducido, se esboza en
líneas generales.
El
tiempo corresponde a la época en que se ambienta la historia y la duración
del suceso narrado. Este último elemento es variable.
La
atmósfera corresponde al mundo particular en que ocurren los hechos del
cuento. La atmósfera debe traducir la sensación o el estado emocional que
prevalece en la historia. Debe irradiar, por ejemplo, misterio, violencia,
tranquilidad, angustia, etc.
La trama
es el conflicto que mueve la acción del relato. Es leitmotiv de la
narración. El conflicto da lugar a una acción que provoca tensión
dramática. La trama generalmente se caracteriza por la oposición de
fuerzas. Ésta puede ser: externa, por ejemplo, la lucha del hombre con el
hombre o la naturaleza; o interna, la lucha del hombre consigo mismo.
La
intensidad corresponde al desarrollo de la idea principal mediante la
eliminación de todas las ideas o situaciones intermedias, de todos los
rellenos o fases de transición que la novela permite e incluso exige, pero
que el cuento descarta.
La
tensión corresponde a la intensidad que se ejerce en la manera como el
autor acerca al lector lentamente a lo contado. Así atrapa al lector y lo
aísla de cuanto lo rodea, para después, al dejarlo libre, volver a
conectarlo con sus circunstancias de una forma nueva, enriquecida, más
honda o más hermosa. La tensión se logra únicamente con el ajuste de los
elementos formales y expresivos a la índole del tema, de manera que se obtiene
el clima propio de todo gran cuento, sometido a una forma literaria capaz
de transmitir al lector todos sus valores, y toda su proyección en
profundidad y en altura.
El tono
corresponde a la actitud del autor ante lo que está presentando. Éste puede
ser humorístico, alegre, irónico, sarcástico, etc.
Estructura
Desde el
punto de vista estructural (orden interno), todo cuento debe tener unidad
narrativa, es decir, una estructuración, dada por: una introducción o
exposición, un desarrollo, complicación o nudo, y un desenlace o desenredo.
La
introducción, palabras preliminares o arranque, sitúa al lector en el
umbral del cuento propiamente dicho. Aquí se dan los elementos necesarios
para comprender el relato. Se esbozan los rasgos de los personajes, se dibuja
el ambiente en que se sitúa la acción y se exponen los sucesos que originan
la trama.
El
desarrollo, consiste en la exposición del problema que hay que resolver. Va
progresando en intensidad a medida que se desarrolla la acción y llega al
clímax o punto culminante (máxima tensión), para luego declinar y concluir
en el desenlace.
El
desenlace, resuelve el conflicto planteado; concluye la intriga que forma
el plan y el argumento de la obra.
Extensión
Respecto
a la extensión de las partes que componen el cuento, ésta deben guardar
relación con la importancia concreta que cada una tenga dentro del relato.
Debemos señalar que la estructura descrita se refiere al cuento
tradicional, que es organizado de forma lineal o narrado cronológicamente.
Actualmente, los escritores no se ciñen a dicha estructura: utilizan el
criterio estético libre, el que permite que un cuento pueda empezar por el
final, para luego retroceder al principio; o comenzar por el medio, seguir
hasta el final y terminar en el principio.
Técnica
Respecto
a la técnica, conjunto de recursos o procedimientos que utiliza el autor
para conseguir la unidad narrativa y conducirnos al tema central, ésta
suele variar según el autor. Si bien es cierto que la técnica es un recurso
literario completo, pues está integrada por varios elementos que se mezclan
y se condicionan mutuamente, se distinguen el punto de vista, el centro de
interés, la retrospección, y el suspenso.
El punto
de vista, se relaciona con la mente o los ojos espirituales que ven la
acción narrada; puede ser el del propio autor, el de un personaje o el de
un espectador de la acción. Los puntos de vista suelen dividirse en dos
grupos: de tercera y de primera persona. Si el relato se pone en boca del
protagonista, de un personaje secundario o de un simple observador, el
punto de vista está en primera persona; si proviene del autor, en tercera
persona.
Se puede
dar cualquiera de estas posibilidades:
Primera
persona central: el protagonista narra sus peripecias en forma
autobiográfica.
Primera
persona periférica: el supuesto narrador, en papel de personaje observador
nos cuenta en primera persona el resultado de sus observaciones sobre los
acontecimientos acaecidos a los otros personajes.
Tercera
persona limitada: el autor cuenta la historia imaginada desde fuera de sus
personajes, en tercera persona, pero desde la perspectiva de uno de ellos.
Tercera
persona omnisciente: el autor ve la acción y la comunica al lector con
conocimiento total y absoluto de todo, no sólo de los sucesos exteriores,
sino también de los sentimientos íntimos del personaje. El autor puede
adoptar una actitud subjetiva, intervenir como autor y dejar oír su voz; u
objetiva, borrando su participación personal y adoptando la actitud de una
voz narradora despersonalizada.
El
centro de interés, corresponde a algún elemento en cuyo derredor gira el
cuento. El centro de interés constituye el armazón, el esqueleto de la
historia. Es su soporte y puede ser uno o varios personajes, un objeto, un
paisaje, una idea, un sentimiento, etc.
La
retrospección ("flash-back"), consiste en interrumpir el
desenvolvimiento cronológico de la acción para dar paso a la narración de
sucesos pasados.
El
suspenso, corresponde a la retardación de la acción, recurso que despierta
el interés y la ansiedad del lector. Generalmente, en el cuento, el
suspenso termina junto con el desenlace.
Estilo
El
estilo que corresponde al modo, a la manera particular que tiene cada
escritor de expresar sus ideas, vivencias y sentimientos. Sobre este punto
debemos decir que todo escritor forja su propio estilo, que se manifiesta
en la forma peculiar de utilizar el lenguaje. La imaginación, la
afectividad, la elaboración intelectual y las asociaciones síquicas
contribuyen a la definición de un estilo.
Debido a
la diversidad de estilos que existen, nos limitaremos a decir que muchos
autores para lograr efecto musical y poético, se dejan llevar por la
sonoridad de las palabras. Algunos, para lograr mayos expresividad, adornan
su prosa con múltiples modificadores, mientras que otros, pretendiendo
crear un mundo más conceptual, prefieren la exactitud en el decir y
eliminan todo elemento decorativo.
Análisis de un cuento
Todo
cuento está constituido por varios elementos literarios que, en el momento
de realizar un análisis, debemos distinguir:
1.
Titulo
1.1. Significación y función del título. ¿Es literal o simbólico?
1.2. ¿Refleja el contenido del cuento?
2.
Asunto
2.1. ¿De qué trata el cuento?
2.2. Hacer una breve reseña.
2.3. ¿El asunto o argumento tiene fuerza expresiva o contenido dramático?
¿Por qué?
3. Tema
3.1. ¿Cuál es la idea central del cuento?
3.2. ¿Cuáles son las ideas secundarias?
3.3. Hacer una relación del tema central con las ideas secundarias.
4.
Personajes
4.1. Caracterización. ¿Cómo caracteriza el autor a los personajes?,
¿directa o indirectamente?
4.2. ¿La caracterización es profunda o superficial?
4.3. ¿Actúan los personajes de acuerdo a su índole y propósito, o a expensas
del autor?
4.4. ¿Los personajes son reales, simbólicos o tipos?
4.5. ¿Hay personajes que conjuguen algún tipo de valor ético, estético,
ideológico u otro?
4.6. ¿Existe alguna relación entre los personajes y el ambiente?
4.7. ¿Hay relación entre los personajes y la acción?
5.
Ambiente
5.1. ¿En qué tipo de escenario se desarrolla el hilo de la acción?
5.2. ¿En qué época?
5.3. La atmósfera es ¿sórdida o diáfana?, ¿de misterio o de amor?, ¿de
angustia o de paz?
6.
Acción
6.1. ¿Cuánto tiempo dura la acción?
6.2. La acción del cuento es ¿complicada o sencilla?, ¿lenta o rápida?
6.3. ¿La acción es externa o interna? ¿Existe algún tipo de conflicto entre
los personajes que determine la acción? ¿Entre un personaje y alguna fuerza
natural? ¿Un personaje consigo?
Condiciones del Cuento
Las
condiciones que debe reunir un cuento son:
1.
Adecuación a la Edad: El cuento que sirve para una edad o época infantil,
puede no convenir para otra.
2.
Manejo de la Lengua: Se deben considerar dos aspectos: el que se refiere al
empleo de palabras según su significado y el que se relaciona con el uso de
las mismas consideradas como recurso estilístico; es decir, eligiéndolas y
combinándolas para obtener determinados efectos.
Conviene
tener presente (y siempre en torno a la edad) que siendo el cuento una de
las múltiples formas del juego (a la que se puede llamar intelectual), está
sujeto a los matices diferenciales que existen entre el desarrollo psíquico
y el desarrollo intelectual.
3.
Comparación: Por ser mucho más clara y comprensible que la metáfora, es
importante preferir su empleo, sobre todo en los cuentos para los niños
menores. Las comparaciones con objetos de la naturaleza (cielo, nubes,
pájaro, flores, etc.) enriquecen el alma infantil envolviéndolo desde
temprano en un mundo de poesía.
4.
Empleo del Diminutivo: Conviene evitar el exceso de éstos en los relatos
para niños, pero se considera importante su empleo, especialmente en las
partes que quieren provocar una reacción afectiva que puede ir desde la
tierna conmiseración hasta la burla evidente.
5.
Repetición: La repetición deliberada de algunas palabras (artículos o
gerundios), o de frases (a veces rimas), tiene su importancia porque
provoca resonancias de índole psicológica y didáctica. Toda repetición es
por sí misma un alargamiento, pérdida de tiempo, un compás de espera y de
suspenso que permite (especialmente al niño) posesionarse de lo que lee y,
más aún, de lo que escucha.
6.
Título: Deberá ser sugestivo, o sea, que al oírse pueda imaginarse qué
tratará el cuento. También puede despertar el interés del lector un título
en el cual, junto al nombre del protagonista, vaya indicada una
característica o cualidad.
Del
mismo modo, tienen su encanto los títulos onomatopéyicos, como "La
matraca de la urraca flaca", o aquellos con reiteración de sonidos;
por ejemplo, "El ahorro de un abejorro".
7. El
Argumento: Es aquí donde fundamentalmente el escritor deberá tener en
cuenta la edad de sus oyentes o lectores, que será la que habrá de
condicionar el argumento. A medida que aumenta la edad, aumentará la
complejidad del argumento y la variedad y riqueza del vocabulario.
Las
partes que constituyen al argumento son:
* La Exposición: Es una especie de presentación de los elementos que
conformarán el relato. Será breve, clara, sencilla, y en ella quedarán
establecidos el lugar de la acción y los nombres de los personajes
principales.
* La Trama: o nudo, constituye la parte principal del cuento, aunque no la
esencial. El mecanismo de la exposición cobra aquí movimiento y desarrollo;
y del acierto estético y psicológico del autor para manejar los diversos
elementos, dependerá en gran parte el valor de la obra.
* Desenlace: es la última y esencial parte del argumento. Deberá ser siempre
feliz. Aun aceptando las alternativas dolorosas o inquietantes que se
suceden en el transcurso de la acción, el final del cuento habrá de ser
sinónimo de reconciliación, sosiego y justicia; vale decir, felicidad total
y duradera.
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